El concepto de lejanía adquiere una dimensión totalmente diferente cuando lo que te rodea es impenetrable. Nueva Luz de Arara, una comunidad nativa en la cuenca del río Yurúa, en la región peruana de Ucayali, es un buen ejemplo de ello.
A solo 50 minutos en vuelo de aeroplano desde Pucallpa, la capital de Ucayali, los de esta comunidad del pueblo asháninka deben viajar por río dos o tres días para llegar a Breu, el centro poblado más cercano donde se concentra el comercio y los servicios en esta zona del Perú. Si el caudal del río disminuye hasta su nivel más bajo, el viaje puede extenderse hasta los seis días.
Como Nueva Luz de Arara, la Amazonía peruana está poblada por cientos de comunidades nativas. No todas se encuentran tan aisladas, pero muchas de ellas están situadas más allá de los márgenes del territorio que el Estado es capaz de atender de manera rápida. Y, lamentablemente en este caso, estar aislado no significa estar seguro.
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